Para Alfredo Omaña, el punto de partida es la pintura, lo cierto es que el mismo proceso creativo le saca fuera de sus límites. Desde el principio ha dejado claro que estos límites no son fronteras impenetrables, entrando en territorios que más bien pertenecen al mundo de la escultura, la instalación, la fotografía y el vídeo, siempre por medio de la experimentación de las posibilidades de los materiales. Desde los inicios se hace patente la estrecha relación entre el artista y la naturaleza (las constantes citas al arte povera y al land art dejan constancia de esta relación) y es aquí donde se desarrolla su discurso, muchas veces cargado de contenido poético. Cómo demócrata de la materia explora la idea de lo inestable, lo efímero y lo ignorado.
1 comentario:
Pertubador...
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